En el tiempo como antes, no había enemigo tan feróz, no existía amenaza que hiciera temblar mis raíces, no había más grande que yo. Yo podía alimentarlos pero nunca me dejaban muerto, podía saciar su sed y nunca me quitaron mi propia agua... existía paz.
Hoy, con cansancio en mis palabras, he decidio decirles que sin mí no llegarán a la vejéz, ni siquiera me conocerán sus hijos, mucho menos tendrán mi sombra fresca en días de asiduo calor, sofocante calor. Quiero que entiendan que venimos de la misma raíz y de la misma tierra, sin embargo la alteración de mi suelo ya no puede alimentarlos sanamente.
Muchos se han ido, perdieron su hogar, han perdido su familia, ya no tienen vida. Es el mismo fin que tendrán ellos, falta poco tiempo para darnos cuenta de tanta imprudencia y descuido. Insípidos seres, quieren prolongar la vida promoviendo la muerte.
Si tan sólo pudieran darme un ejército, un buen y numeroso ejército les podría ayudar. Que respetaran mi espacio y mi suelo, que cuidaran la lluvia y los ríos, o simplemente que cada uno, pero todos juntos, hicieran un compromiso de vida podríamos llegar a la siguiente generación.
Necesito un ejército, un ejército de vida...