16 mayo 2012

LA SOMBRA DEL ÁRBOL

Aún en los tiempos más sedientos, cuando el hambre se asoma, no hay mejor sustento que un árbol, cobija diurna que calma las ansias y anima a seguir vivo. No es la fuerza del viento ni la presión de la piedra, ni siquiera es un llanto escondido que lamenta su existencia... es un amigo que olvidado fue hace años, más nunca se fue de donde aceptó seguir y donde habrá de morir. Si el recuerdo llega habrán de visitarlo, para darle agua que él mismo trajo; pero no es lo que pide, sólo amor y respeto, algo siempre negado.

Cuando tenga que descarsar al fin, cuando los pies ya no puedan caminar y las manos sean un manojo de lamentos, preferiré estar bajo la sombra de un árbol.

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