En las vísperas de navidad, hace muchos años, las personas tenían la necesidad de unirse fraternalmente, este es un sentimiento natural del ser humano, creian que se acababa un ciclo y esperaban la bendición divina para alcanzar a vivir el nuevo tiempo... Sin duda aún nos sigue pasando, pero de todas las posibles necesidades que tenemos, una de las más importantes es llegar a vivir despues de la muerte (?), volver a sentir que respiramos, pero esta vez aire nuevo, terso, inmaculado; tocar la piel rejuvenecida o por lo menos sana. Ahh, que dichoso aquel que lo sueña, o quizá aquel que ya se nos adelantó, no lo sabemos; lo que es cierto es que al estar frente a un destino final el aroma de las flores nos permiten aceptar que somos mundanos, mas allá de la creencia o negación de que somos ángeles de Dios... ese aroma da tranquilidad y nos recuerda que en cada pétalo que ahora muere renace la fe y el milagro de la vida. La navidad es hermosa, pero es más bello vivir cada momento como si fuera el último porque sabes que si haz llegado hasta hoy es porque Dios te ha acompañado todos estos años, y no agradecerlo sería negar tu existencia.
La fraternidad te acerca a Dios por medio de quienes te rodean.
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